Texto leído en el homenaje a Agapito Marazuela, organizado por PCE e IU de Segovia, en el que invitaron a intervenir al Foro por la Memoria de Segovia.
En cualquier estado democrático europeo parece insólito que 40 años después de la muerte del dictador perduren en España tantísimos símbolos dedicados a ensalzar al régimen franquista y sus protagonistas, mientras sus víctimas se encuentran en el desamparo absoluto. Cualquier sociedad democrática incluiría a Agapito Marazuela como un homenajeado indiscutible, dentro de los valores que una sociedad reinvindica para sí misma, tal y como se ha hecho en otros países europeos después del nazismo y el fascismo. Parte de la Segovia que le acabó aceptando por su intensa labor como folklorista, le había marginado tras salir de prisión. Y es que, en ocasiones, se habla de la libertad de un preso como un punto y final. Nada más lejos. Siempre es un punto y seguido. Sólo sus camaradas y seres queridos le abrieron los brazos una vez libre. Nos alegran todos los homenajes que se realicen a Marazuela, pero nos apena que en ocasiones se reniegue o se trate de difuminar su compromiso social y el castigo que sufrió por ello, como si veinte años de su vida quedaran en suspenso.
El Foro por la Memoria de Segovia es una organización que recupera la memoria histórica de quienes lucharon por la legitimidad democrática de II República y por la Libertad, desde las diferentes corrientes ideológicas que plantaron cara al fascismo y a la sublevación militar. También luchamos por acabar definitivamente con la impunidad de los crímenes franquistas, cuando asistimos a diario al olvido institucional y al desemparo de las víctimas ante esta impuninad. Para el Estado, cualquier pretensión de obtener Verdad, Justicia y Reparación supone cruzar todas las líneas rojas posibles. Seguiremos empujando por un horizonte en el que miremos alrededor y personas como Agapito Marazuela sean el orgullo de todos los que amamos la libertad como él nos enseñó.
Seguiremos empujando por un futuro en que esta impunidad quede por fin derruida, superada, estudiada y aprendida por los más jóvenes. Que las y los que fueron llamados la Anti-España no sigan oficialmente siendo delincuentes. Porque Agapito Marazuela, jurídicamente, sigue siendo un Anti-España castigable, porque el franquismo sigue siendo legal, como lo siguen siendo los tribunales que le condenaron en Consejo de Guerra. El Foro por la Memoria de Segovia y nuestra Federación Estatal venimos alertando a las fuerzas sociales y políticas que la memoria de las luchas sociales pasadas es crucial para la defensa y la conquista de los derechos políticos, civiles, sociales y económicos hoy.
Cuando paseamos por las calles de Segovia podemos observar cómo la capital sigue manteniendo en el olvido (no sólo de sus callejeros) a miles de represaliados del franquismo. No sin gran tesón, se ha podido cambiar en 2016 las calles franquistas. Pero debemos recordar que pasaron más de quince años desde que se aprobó la erección de una estatua a Agapito hasta su inauguración en 2002. El mero hecho de que el mesonero Cándido tuviera un momumento escasos meses después de fallecer evidencia, entre otros aspectos, que es cuestión de voluntad política, y que hay memorias cómodas e incómodas, por injusto que sea para los recordados.
El ensañamiento de los sublevados hizo que su periplo carcelario forjara a Agapito Marazuela en experiencias que, seguramente, habría querido no vivir jamás. Ese encierro y marginación posterior es el que debemos tener siempre presente para comprender al completo la figura de Agapito. Dar conciertos para los condenados a muerte mientras estaba cautivo en Santa Rita, sería una dura experiencia compleja de procesar, pero nos muestra a un Agapito que puso su arte para el común, para el colectivo. Para ese nosotros tan presente en las memorias de muchos represaliados por la dictadura franquista. La música como alerta, como herramienta, como asidero a la vida. La música como transmisión del valor de la vida rodeado de tanta muerte.
Por todo esto, el Foro siempre ha investigado, divulgado y reivindicado la figura de personas como Agapito Marazuela. Nuestro ilustre segoviano más internacional, figura clave para entender varias décadas de historia no sólo segoviana, sino de gran parte del siglo XX europeo y mundial. Recordamos hoy al Agapito del folklore castellano en una época de irrupción de la comunicación y el ocio de masas. Al Agapito que recorriendo intensamente cada pueblo castellano, acabó afiliándose al PCE tras conocer las miserias de los sectores más populares de su tierra. Agapito y su música, nuestra música, graban emociones populares en el aire. Son una forma de entender el mundo. Como lo eran sus ideales comunistas, castigados con inquina por la dictadura.
Hoy, sentimos lástima por quienes no tienen capacidad de llorar pérdidas, sin ideas ni referentes que recuperar y reivindicar. Seguiremos luchando por un mundo más justo y la emancipación de los pueblos, pensando en aquellos y aquellas que nos precedieron.
En abril de 1941, el director de la Cárcel Modelo, Isidro Castrillón, sintetizaba a los presos, con aires matemáticos, en qué consistían sus vidas: «Hablo a la población reclusa, tenéis que saber que un preso es la diezmillonésima parte de una mierda». Nosotros afirmamos, que Agapito fue, es y será, diez millones de veces más humano que aquel director de la Modelo.
Agapito, maestro del folklore, en sí mismo, era una Academia de la Música. Pero también, Agapito, en sí mismo, fue una escuela de humanidad y dignidad.
Siempre en nuestra memoria, Agapito.
Foro por la Memoria de Segovia. 27 de noviembre de 2016. Real Academia de Historia y Arte de San Quirce.
