Fallece Felisa Bravo (Aldealcorvo, Segovia, 1904).
"Vivió el estallido de
la República con 27 años. Desde muy joven se dedicó a servir en casas,
intentando siempre mejorar las condiciones de su trabajo. Durante la
guerra su marido, guardia de asalto, luchó en el frente mientras ella
inició la retirada con su hija. En Francia arriesgó su vida colaborando
con la Resistencia. Su marido, del que no supo nada durante dos años,
fue deportado a un campo de concentración nazi, saliendo de él
moribundo."
http://www.datecuenta.org/fallece-felisa-bravo-la-matriarca-del-proyecto-vencidxs
Obituario en El País, por Natalia Junquera:
http://politica.elpais.com/politica/2012/12/18/actualidad/1355787851_950262.html
"Los sucesos de los que fue testigo, parte o víctima ocuparían varios
tomos de enciclopedia. En el tiempo que estuvo en este mundo, en España
hubo dos reyes, dos dictaduras, una república, una Guerra Civil y 37
años de democracia. Fuera de su país vivió, además, una guerra mundial
contra el nazismo. Felisa Bravo, una mujer con mucho que contar,
falleció el sábado a los 108 años.
La vida de esta republicana condenada, como tantos otros al exilio,
estuvo marcada por una fecha: el 20 de noviembre. Un 20-N nació —en
Aldealcorvo (Segovia), un pueblo que hoy tiene menos habitantes (27) que
en 1904 (100)—; un 20-N enterró a su peor enemigo, Franco, y un 20-N a
su marido, Manolo Salinas, que había salido moribundo de un campo de
concentración.
El primer recuerdo que Felisa tenía de la Guerra Civil era un ruido,
el que hacía un avión que iba todos los días a la Puerta del Sol a
lanzar propaganda franquista. “Lo llamábamos el churrero porque aparecía
siempre por la mañana”, explicaba a EL PAÍS en noviembre del año pasado.
El peor, era un asesinato múltiple. “Vimos a soldados por el viaducto
de la calle Segovia (Madrid). Al llegar a la altura de la iglesia, el
cura y el sacristán abrieron fuego. Mataron a cuatro. Y entonces la
gente entró en la iglesia, los sacó a la calle y los fusiló allí”.
Nieves, su primera hija, solo vivió diez meses: murió de meningitis
poco antes de que estallara la Guerra Civil. Después, durante la
contienda, Felisa perdió a su primo Juan, fusilado por ser de
izquierdas; como su prima, por pertenecer a las Juventudes Socialistas
Unificadas y su maestro. Su marido, Manolo, se hizo guardia de asalto
para defender la República. “Nunca había tenido un arma entre las
manos”, explicaba Felisa, “pero creíamos que la guerra iba a durar un
mes, no tres años. Pero Franco tenía todos los apoyos y a los
republicanos nos falló todo el mundo”.
En marzo de 1937 nació su segunda hija, a la que también llamó
Nieves. Manolo iba y volvía del frente, mientras Felisa iba de refugio
en refugio. Los bombardeos la fueron arrastrando hasta Francia. En enero
de 1939 llegó a la frontera. “Aún me retumban en los oídos los lloros.
No es lo mismo dejar tu país porque te vas a trabajar que porque te lo
quitan. Irme sin saber si volvería y sobre todo, sin saber qué sería de
los que se quedaban, fue lo más duro que he tenido que hacer en mi
vida”, recordaba en su 107 cumpleaños. “No volví a ver a mi madre, ni a
mis hermanos. Mi familia desapareció”.
La huida se convirtió para Felisa en un largo exilio. Su marido cayó
preso. Estuvo dos años sin saber nada de él. Cuando volvió, no era el
mismo. Estaba tan delgado que su hija no lo reconoció: al principio
lloraba porque le daba miedo estar con aquel hombre que le decían era su
padre.
En 1944 vivieron el desembarco de Normandía. Los norteamericanos
acamparon cerca. Muchos eran latinoamericanos y hablaban en español de
la comida de sus madres así que Felisa les hizo unas tortillas.
Terminó viviendo en la calle de la República, en Bobigny, a las
afueras de París, en una residencia de ancianos. Decía que le aburría
jugar a las cartas, como hacían sus compañeros. A ella le hubiera
gustado ser actriz, “pero cómica”, aclaraba, “de las que hacen reír”.
martes, 18 de diciembre de 2012
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